lunes, 2 de abril de 2012

Qué es lo que debe tener un buen jefe?
 
Es bueno tener claro cuales son las características más notables de un buen jefe porque, por desgracia, no es algo que abunde en estos tiempos por más que se empeñen muchos empresarios en darnos lecciones de hacer las cosas y enseñarnos a ser más productivos.

Texto: delcampovillares.com

Los buenos jefes no lo son en el papel por el nombre del puesto o categoría que ostenten, sino que se distinguen como tales en base a sus acciones. Y no por acciones aisladas, sino por repetir de forma continuada una serie de cosas que los acabarán identificando como unos verdaderos líderes a ojos de su equipo.

1. Desarrollar a todos los miembros de su equipo.

Para cualquier jefe basar sus acciones en las metas de largo plazo, en el logro de resultados y en el cumplimiento de los objetivos concretos, es lo más normal, pero como se suele decir, eso es poner el ‘carro delante de los bueyes’.

Sin ‘grandes’ empleados, de poco vale obsesionarse con el medio o largo plazo. Los empleados sólo pueden lograr lo que son capaces de alcanzar, por lo que el buen jefe deberá ayudar a todos sus empleados a ser más capaces e intentar sacar más con la motivación que para ello sea necesaria.

No limitarse a mirar si los datos se cumplen o no. Debe de preocuparse por el desarrollo personal y profesional de su equipo como forma de sacarles todo el talento. Tendrá que pasar la mayor parte de su tiempo en desarrollar y potenciar las habilidades de sus empleados y el logro de los objetivos será un resultado que vendrá dado.

2. Resolver los problemas inmediatamente.

Algo que es muy frustrante para los empleados es la lentitud en la resolución de problemas o conflictos.

Disputas interpersonales, problemas de rendimiento, peleas entre los departamentos … todo afecta a los empleados negativamente con desmotivación y pérdida de entusiasmo, a parte de que los distraen.

Los pequeños problemas siempre se enquistan y se convierten en grandes problemas si no se tratan con rapidez. Si un jefe ignora un problema hace que sus empleados pierden el respeto por él, y sin respeto no hay liderazgo.

El buen jefe no espera a que un problema desaparezca por arte de magia o que lo solucione otro. Trata los problemas de frente con independencia del tamaño pero siempre con rapidez.

3. Rescatan a su peor empleado.


Si, es un gran reto, lo se. Casi todas las empresas tiene al menos un empleado desmotivado, que no puede completar sus tareas,… o simplemente parece que no puede mantener el ritmo. Con el tiempo este empleado llega a ser visto por sus colegas como un estorbo.

Probablemente intenta mejorar pero el solo no puede. El buen jefe deberá intentar reinsertarlo al equipo, que consiga la motivación y se convierta de nuevo, a ojos de sus compañeros, como un elemento fundamental para el buen funcionamiento del grupo.

Trabajar con empleados motivados y buenos productivamente hablando es fácil. El buen jefe se ve cuando rescata ‘causas cuasi perdidas’.

Para ello demuestra confianza, le tranquiliza y le deja claro que lo estará ayudando en cada momento y paso que dé.

No se trata el bajar los estandares de producción, sino que se debe de tirar del mentoring y del coaching que todo líder debe de poseer entre sus habilidades para conseguir ‘que vuelva al redil’.

4. Siempre al servicio de los demás.

El buen jefe no es egoísta. Nunca decir o hacer algo que de alguna manera lo ponga como el centro de atención, aunque sea brevemente.

El éxito de un buen jefe no se percibe de forma directa, sino de forma indirecta a través del buen funcionamiento de su equipo.

Cuando los empleados destacan, el buen jefe destaca. Cuando el equipo tiene éxito, el jefe tiene éxito. Al rescatar a un empleado como en el punto anterior, las felicitaciones se darán al empleado, no son para el jefe.

Cuando actúa de forma constante demostrando que él es menos importante que los miembros de su equipo, estos le tendrán un mayor respeto.

5. Siempre recuerda de donde viene.

Para algunos de los empleados, el jefe ha nacido en ese puesto, no lo han visto en puestos de jerarquía inferior nunca. Está a cargo. Es el jefe.

Cuando un empleado quiere hablar de algo con el jefe, aunque sea intrascendente, el buen jefe aprovechará eso para demostrarle comprensión, inspirarle tranquilidad, motivarlo,…, buscando el que se sienta escuchado y valorado para conseguir el máximo rendimiento en lo que haga.

El buen jefe recuerda cuando ese empleado era él y lo que sentía cuando realizaba lo que su empleado hace ahora con él.

 6. Nunca tener envidia o sentir miedo de los miembros de su equipo.

El líder (buen jefe) ve en el desarrollo profesional de su equipo como un éxito, nunca como un temor a que puedan quitarle el puesto. Miedo y envidia son sentimientos cercanos en muchas ocasiones que nunca deben de aflorar ante el progreso y crecimiento de los miembros de su equipo.

Y es que el buen jefe no mide su éxito como ya dije como algo personal, sino como algo grupal: si su gente prospera, el grupo prospera y él también.

¿Por qué caen las ventas?

ANGEL GARCÍA BANCHS| EL UNIVERSAL
lunes 2 de abril de 2012 04:27 PM
Las ventas mejorarán de mayo a octubre, pero, no habrá ninguna bonanza.

Tal y como pronosticamos, el consumo masivo y las ventas de las empresas no crecieron en el primer trimestre. El Gobierno está inyectando e imprimiendo bolívares como nunca, pero, aún así, la circulación de bienes, en promedio, aún no se incrementa; y no lo hace, no solo por la falta de materias primas importadas, sino, ante todo, porque el salario real, fuente primordial del financiamiento del consumo, aún no aumenta.

De allí que, después de mayo, cuando el Gobierno decrete el aumento del salario mínimo, esperamos que la circulación de bienes crezca. Pero, aún así, dado que las alzas salariales, superiores a las de la productividad, causan inflación, el efecto durará muy poco.

En palabras llanas, la circulación de bienes en el mediano y largo plazo no depende del endeudamiento ni de la renta, sino de la inversión, el trabajo, el esfuerzo y la productividad. La razón es sencilla: el endeudamiento y la renta pueden evaporarse, pero, la contribución del trabajo, la inversión real, y la productividad, servirán para siempre.

PhD en Economía Política de la Universidad de Siena, Italia y director de Econométrica
Profesor del CENDES y FACES/UCV
http://www.angelgarciabanchs.com
opinion@angelgarciabanchs.com
@garciabanchs

miércoles, 4 de enero de 2012

piramide de abrahan maslow

En 1970, a los 62 años, murió Abraham Maslow, fundador de la psicología humanista. Nos legó la llamada "Pirámide de Maslow" cuyo contenido no aplica para individuos con problemas mentales orgánicos pero es óptimo para entender lo que nos motiva como sociedad. Aseguró que todo lo hacemos en respuesta a cinco niveles de necesidades humanas y advirtió que ninguna se satisface por completo, pero que las parcialmente satisfechas ya no nos motivan; que los individuos no suelen estar conscientes de estas necesidades; y que motivar (yo añado que, en tanto inconscientes, también manipularlos) es posible si se sabe el nivel en el que están y se les ofrece satisfacción exclusivamente en él o en el inmediatamente superior.

Desde la base del esquema y en orden ascendente, estas necesidades son: fisiológicas, de seguridad, de aceptación, de reconocimiento y de autorrealización.
Obvias, las fisiológicas, por básicas: respirar, alimentarse, abrigarse, descansar y tener sexo. Todas individuales, pero cuando son imposibles de satisfacer por un grupo numeroso, provocadoras de una tragedia social.

Ascendiendo, las de seguridad: física, de estabilidad, de ausencia de dolor. Se trata de la conservación de la vida, abarca mecanismos concretos y abstractos para garantizarla: vivienda, atención médica, legislación. Este nivel requiere satisfacción continua, a él se regresa con fuerza y facilidad a través del miedo.

Ambos grupos conforman la zona de supervivencia. Mientras los individuos estén en esta zona postergarán cualesquiera otras necesidades. Y con el tiempo, quizás hasta las olvidarán...

Tercera, la necesidad de aceptación: comunicarnos con otras personas, tener amigos, dar y recibir afecto e intimidad, vivir en comunidad, pertenecer a un grupo y sentirnos aceptados dentro de él. Desde este nivel y hasta la cúspide, se define la zona de crecimiento del individuo, única zona posible de acciones conscientes para la organización de ciudadanos en ejercicio.

Sigue la necesidad reconocimiento: sentirnos apreciados, tener prestigio y destacar dentro del grupo van junto con la propia valoración y el respeto por nosotros mismos. Lejos de superflua, el individuo que no recibe reconocimiento se frustra, pierde la confianza en sí mismo y su señal de fracaso puede terminar por degradar la moral del grupo entero.

En la cúspide, la autorrealización: casa donde mora el espíritu elevado, los ideales. Aquí, el individuo pretende realizar su propia obra, desarrollar su talento, superarse a sí mismo una y otra vez, llegar a ser lo que planeó ser, trascender, dejar huella. Aquí se juega el éxito o el fracaso, y tales conceptos dependen de si ha mirado dentro de sí mismo y cultivado su mundo interior o ha permitido que otros decidan por él lo que esos significan.